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COVID-19: ¿qué secuelas deja esta enfermedad en nuestra salud?
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16/08/2021

COVID-19: ¿qué secuelas deja esta enfermedad en nuestra salud?

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La pandemia causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 continúa afectando a países de todo el mundo. Si bien el COVID-19 ha segado la vida de miles de personas, también muchas han podido cumplir con su período de aislamiento domiciliario o han recibido el alta médica de un establecimiento de salud después de superar la enfermedad. No obstante, ¿sabe usted cuáles son las secuelas que puede dejar este mal infeccioso en la salud de las personas?

De acuerdo con el médico especialista en Salud Pública y gerente del Área de Proyectos Médicos de Auna, Manuel Villarán (1), la primera precisión que se debe tomar en cuenta es que aún no se puede hablar de secuelas del COVID-19 como tal, sino en su opinión es más pertinente hablar de “síntomas persistentes”.

“El paciente más antiguo de COVID-19 en el mundo tiene año y tres meses. Todo esto comenzó alrededor de noviembre de 2019. Todavía es temprano para hablar de secuelas, porque hay cosas que sí se pueden solucionar con el tiempo o cosas que se van a presentar después y todavía no estamos viendo”, subraya.

Estos síntomas pueden ser de carácter psicológico o físico. Su impacto en la salud va a depender, principalmente, de la severidad de la infección causada por el SARS-CoV-2 en los pacientes. Es decir, la situación no será lo misma para una persona que batalló en una cama de cuidados intensivos frente a otra que presentó síntomas moderados o fue asintomática.

En detalle, el doctor Villarán considera que las personas que contrajeron el COVID-19 pueden atravesar por tres etapas. En cada una de ellas, el organismo de los pacientes reacciona de forma distinta ante la presencia del virus SARS-CoV-2:

  1. Etapa catarral. El 81% de personas que se enferman del COVID-19 se ubican en este grupo. Se caracteriza por el dolor de garganta, la fiebre, dolor de cabeza y malestar general. “Si bien el virus puede diseminarse por todo el cuerpo, pues es una infección sistémica, los síntomas quedan en ese ámbito del catarro”, refiere Villarán.
  2. Etapa pulmonar. Aquí el SARS-CoV-2 ataca de forma más agresiva el pulmón (aparato respiratorio inferior). En estos casos, las personas pueden requerir la administración de oxígeno (oxigenoterapia), pues generalmente comienzan a presentar una saturación de oxígeno por debajo del 95%.
  3. Etapa severa. Este grupo de pacientes presenta una neumonía pulmonar marcada. Es el terreno de las camas de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), cuando probablemente los enfermos necesitan un ventilador mecánico como soporte para poder respirar. “En esta etapa el sistema inmune de la persona, en su afán de eliminar las células infectadas, se desorienta y se lleva todo lo que tiene delante. Arrasa con todo y el daño es mayor”, sostiene el doctor de Auna.

Villarán explica que, dependiendo de cada una de estas etapas, los pacientes COVID-19 pueden presentar síntomas persistentes en su organismo luego de superar la enfermedad.  “Las primeras dos fases son básicamente virales. Pero es la presencia del virus la que condiciona el daño. La tercera etapa tiene un componente inmune, de nuestro sistema mismo que juega en nuestra contra”, añade.

A su vez, aclara que el virus no discrimina grupo etáreo. A excepción de los niños, que pueden desarrollar un cuadro similar al síndrome de Kawasaki —una afección que causa inflamación en los vasos sanguíneos del cuerpo y se caracteriza por una fiebre persistente, según KidsHealth (2)—, los pacientes que hayan sufrido COVID-19 presentarían síntomas persistentes dependiendo de la gravedad de la infección.

“Está más relacionado a la severidad con la cual se desarrolló la enfermedad que la edad. Alguien de 40 años que tuvo una enfermedad muy severa va a estar en mayor riesgo de tener consecuencias que una persona de 80 años que tuvo una fase catarral”, remarca Villarán.

Síntomas psicológicos

El nuevo coronavirus puede arrastrar una serie de enfermedades que golpean de manera seria nuestra psique. Si le sumamos al aislamiento social, inestabilidad laboral, cuarentena y un estrés generalizado en la sociedad, la infección del COVID-19, no es extraño que el paciente desarrolle ansiedad o depresión, especialmente en los pacientes más graves.

"El coronavirus puede traer alteraciones psicológicas y emocionales que no son menores, porque pueden tener un impacto muy real en tu vida. No podemos dejar de lado la salud mental de la persona. El impacto sobre la calidad de vida es altísimo", reflexiona Villarán.

De acuerdo con un estudio elaborado por el Imperial College London y la University of Southampton (3), uno de cada cinco pacientes COVID-19 que fueron internados en un hospital experimentan síntomas de trastorno por estrés postraumático (PTSD).

Este ratio se eleva a uno de cada tres pacientes, si fueron ingresados a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y requerían de un ventilador mecánico para poder respirar. En el caso de los pacientes que recibieron el tratamiento en casa, la tasa baja a uno de cada seis. Y para los que no requirieron de tratamiento médico, pero presentaron cierta dificultad para respirar, el ratio es de uno por cada 10 pacientes.

"El estrés postraumático es un cuadro psicológico neurocognitivo muy severo. Es algo que sufre mucha gente que va a la guerra, y suele presentar síntomas como sudoración o crisis de pánico", anota el doctor Villarán.

"Aún existe el concepto errado de que la salud es la ausencia de enfermedad en el plano físico, cuando la salud es el estado de bienestar, que incluye mental y emocional", añade.

Subraya que las crisis de pánico suelen traducirse en una sensación de presión en el pecho y falta de aire o incluso taquicardia, lo cual muchas veces puede confundirse con una afección pulmonar o cardíaca, en el caso de los pacientes que han superado el COVID-19. Por ello, se recomienda acudir siempre a medicina general para hallar el origen de los síntomas antes de buscar ayuda en un médico especializado en cardiología o neumología.

 

Síntomas físicos

Los síntomas persistentes físicos en los pacientes recuperados de COVID-19 también están estrechamente ligados a la etapa de la enfermedad que hayan sufrido.

Dependiendo la intensidad de la infección, el doctor Villarán indica que los pacientes podrían sentir fatiga durante tres meses después de superado la enfermedad infecciosa, o sensación de falta de aire por dos meses, a raíz de la inflamación en los pulmones.

En el caso de las personas que hayan necesitado de cama UCI o respirador artificial, las lesiones en el sistema respiratorio pueden manifestarse como una fibrosis pulmonar.

"Si ha habido lesión pulmonar, sí podrían quedar con sensación de falta de aire. Si ha habido daño a la estructura del pulmón y el tejido que debería ser flexible como una esponja ha sido reemplazado por una cicatriz, esto se llama fibrosis. Esa persona va a quedar con una funcionalidad del pulmón afectada, no va a oxigenar igual", detalló el doctor.

Villarán agrega que también se pueden presentar alteraciones en la frecuencia cardíaca o arritmia, que es la alteración en la transmisión de electricidad en el corazón.

"Muchas veces, por la liberación de sustancias relacionadas a la inflamación quedan con mialgias, que es un dolor muscular crónico. De forma menos frecuente, puede haber alteraciones cardiovasculares en la coagulación", manifiesta.

¿Cómo tratar estos síntomas?

Ante la presencia de los síntomas persistentes por el COVID-19, el doctor Villarán señala que no es recomendable que las personas busquen información en Google o empiecen a ingerir productos naturales con el objetivo de controlarlos. Sugiere que es fundamental buscar atención médica para tratar las afecciones de forma apropiada.

Esto porque, por ejemplo, la falta de aire puede deberse a una afección pulmonar, un ataque de pánico u otra causa. Y para cada síntoma persistente el tratamiento es diferente, por lo que se hace necesario acudir a un especialista en medicina. Villarán añade que las indicaciones del médico con ejercicio y una dieta balanceada es positivo para la rehabilitación.

"El ejercicio puede hacer que las mialgias disminuyan, recuperes fuerza muscular, capacidad respiratoria. Por supuesto que sí, el ejercicio es fundamental, pero no significa que dejes de conversar con tu médico", dice el doctor Villarán.

Por otro lado, las personas que se han infectado y recuperado del COVID-19 no deben olvidar que necesitan protegerse contra el virus SARS-CoV-2. El doctor Villarán asegura que la reinfección es un hecho comprobado, por lo que no se puede ignorar las medidas sanitarias de precaución: lavado frecuente de manos, distanciamiento social, uso de mascarillas, entre otras.

Si usted presenta algunos síntomas persistentes, recuerde que Auna cuenta con un staff médico especializado para brindarle la mejor atención y también ha puesto a disposición del público una clínica especializada para COVID-19 (Clínicas Auna Sede Guardia Civil). Deje su salud en las mejores manos haciendo clic aquí.

Referencias:

  1. Entrevista al doctor Manuel Villarán, gerente del Área de Proyectos Médicos de Auna.
  2. KidsHeatlh. "Enfermedad de Kawasaki".

Recuperado de https://kidshealth.org/es/parents/kawasaki-esp.html

  1. The Guardian. A third of Covid patients put on ventilator report PTSD symptoms

Recuperado de https://www.theguardian.com/world/2021/feb/09/a-third-of-covid-patients-put-on-ventilator-report-ptsd-symptoms

 

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