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Consejos para prevenir la deshidratación en los niños
Categoría | Salud Infantil
15/01/2018

Consejos para prevenir la deshidratación en los niños

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Tanto adultos como niños perdemos más líquidos por la sudoración en verano, pero son los pequeños quienes están más expuestos a la deshidratación. Para entender el papel vital que cumple el agua en nuestro bienestar, basta decir que esta representa un 60% y un 75% del organismo de un adulto y de un niño, respectivamente.

 

La constante actividad física que los niños realizan en esta época los puede hacer víctimas habituales no solo de la deshidratación, sino también de los temidos golpes de calor. Por eso, es importante estar atentos a cualquier señal de que nuestros hijos estén sufriendo alguna de estas condiciones. Y mucho mejor es prevenirlas.

 

¿Cómo saber si un niño está deshidratado?

Como se sabe, la deshidratación ocurre cuando no reponemos la cantidad de líquido que expulsamos a través de la sudoración, la orina o la respiración. Para asegurarnos de que estamos consumiendo el líquido necesario, un adulto debe tomar unos ocho vasos de agua diarios, y un niño, seis.

 

Hay que tener en cuenta además que el verano es una época en que los niños realizan mayor actividad en zonas expuestas al sol, como parques o playas, por lo que debemos ocuparnos de que se hidraten frecuentemente. Ya que no se puede estar detrás de ellos siempre, es necesario concientizarlos de la necesidad de tomar agua.

 

Un niño que no está correctamente hidratado puede presentar síntomas como cansancio, falta de memoria y desconcentración. El corazón debe hacer más esfuerzo y, en casos agudos, se puede requerir de intervención médica inmediata. Otros síntomas habituales son:

 

  • Sequedad del cuerpo. Esto es visible sobre todo en la piel, la boca y la lengua. También se observa la pérdida de lagrimeo.

 

  • Disminución de la orina (el niño puede pasar más de seis horas sin ir al baño). Asimismo, la orina presenta un color amarillo oscuro y despide un olor más fuerte. También puede hacer deposiciones más blandas de lo normal.

 

  • Irritabilidad (no la presentan todos los niños), acompañada del cansancio ya mencionado.

 

  • Dolor de cabeza, vómitos y diarrea. En estos casos podemos estar ante un caso de deshidratación severa.

 

¿Qué es el golpe de calor?

Se origina cuando la temperatura del cuerpo se eleva por encima de los 40° ante una exposición excesiva al sol. Cuando esto ocurre, dejan de funcionar los mecanismos por los que nuestro cuerpo regula la temperatura (como la sudoración) lo que puede resultar en daños neurológicos, e incluso la muerte.

 

Tanto los niños como las personas mayores de 65 años están expuestos a este peligro con más frecuencia. Las formas de prevenirlo son las mismas que en la deshidratación. Es importante indicar que la ingesta de agua debe realizarse constantemente, aunque no se sienta sed.

 

¿Cómo prevenir la deshidratación?

Lo primero es tener siempre una botella de agua a la mano para darles a los niños. Si van a realizar alguna actividad en la que no estaremos presentes, ellos deben llevarla consigo, ya sea al parque, la piscina, la playa, etc. Debe tomar agua antes, durante y después de su realizar sus ejercicios o actividades.

 

Por otro lado, como ya indicamos, hay que decirles a los niños que no esperen a tener sed para tomar líquido, ya que cuando esto ocurre el proceso de deshidratación ya empezó. Asegúrate también de que tus hijos tomen agua o refrescos en cada comida diaria.

 

En casa, procura tener una botella de agua en un sitio definido y de fácil acceso para los niños, de manera que ellos puedan servirse solos cuando quieran. Lo mejor es que el líquido no esté ni helado ni caliente, sino a la temperatura ambiental. Es importante también que no los fuerces a tomar agua, pero sí que se los recuerdes.

 

Ten en cuenta además que la fruta puede ser una gran aliada. Elije las más jugosas, como la sandía, el melón, las naranjas o las mandarinas. Estas, además de líquido, aportan vitaminas, proteínas, minerales y fibra. Los helados de hielo no son una mala opción, el problema es que ofrecen una gran cantidad de azúcar.

 

El verano ya llegó y con él las vacaciones escolares, la diversión y los juegos al aire libre. Pero también los riesgos mencionados y la necesidad de ser más cuidadosos con tus hijos. 

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