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12/04/2016
ALGO TRISTEMENTE REAL
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El 11 de abril se conmemora el Día Mundial del Mal de Parkinson, fecha en que se recuerda una enfermedad dolorosamente presente y que debe su nombre a James Parkinson, médico que primero describió la llamada “parálisis agitante” en 1817.
El 11 de abril de 1997, fue instituido el día por la Organización Mundial de la Salud (OMS), haciendo coincidir el día con el del nacimiento de Parkinson.
El día debe hacernos reflexionar sobre una enfermedad que provoca temblores y dificultades en el movimiento, la marcha y la coordinación, que tiene su origen en el cerebro.
El mal de Parkinson suele darse con frecuencia mayor luego de los 50 años; en la gente mayor es uno de los desórdenes neurológicos más comunes, que afecta a hombres y mujeres. Muchas veces el mal de Parkinson se da en los adultos de menor edad y esto suele deberse a que la enfermedad, en esa forma, es heredada.
No se conoce aún, cura para esta mal. Ocurre cuando las neuronas que producen Dopamina, una sustancia química que ayuda a controlar el movimiento muscular, se destruyen lentamente. El daño empeorará con el tiempo, pues sin la Dopamina las neuronas de la parte afectada del cerebro no podrán enviar mensajes en manera adecuada, haciendo que la función muscular se pierda. No se conoce la razón por la que estas neuronas se desgastan y tampoco se puede prevenir.
Lo que sí es sensato es llevar una vida saludable, con alimentación adecuada y balanceada, realizar siempre ejercicio físico, desarrollar mentalmente el cerebro y no fumar ni abusar del alcohol.
El mal de Parkinson ataca a millones de personas en el mundo y se debe comprender lo que ellas pasan al tener esta enfermedad que va avanzando y que involuntariamente les provoca torpeza y dificultad de movimiento. El tratamiento debe recetarlo el médico luego de los exámenes correspondientes y si fuera necesario, ir cambiando los medicamentos de acuerdo a como puedan perder la efectividad inicial.
Recordemos que este 11 de abril, debemos enfocarnos en aquellos que sufren mal de Parkinson y si bien, sabemos que aún no existe cura, insistir en el control de los síntomas mediante la medicina.