La cita de Juvenal, el dramaturgo griego, que da título a este texto nos recuerda que un cuerpo saludable, contiene una mente sana.
La importancia de un adecuado balance entre ambos exige que le demos a nuestro cuerpo todas las oportunidades de estar bien.
Una de las fuentes de bienestar corporal es el deporte. Los griegos lo sabían muy bien y es proverbial su amor por lo físico y el cultivo que dieron a este.
El deporte, ejercido constante y racionalmente, lo primero que hará es que nos sintamos bien. El ejercicio de nuestro cuerpo provoca en él una serie de sucesos que van a ayudarnos a vivir mejor. Los músculos necesitan moverse para funcionar normalmente y aquellos que están “parados”, sin trabajar, por un tiempo, se vuelven “duros” dificultando los movimientos, a veces impidiéndolos y produciendo dolor.
El deporte nos oxigena, lo cual es altamente beneficioso para nosotros, pues recordemos que la sangre lleva el oxígeno que ingresa a los pulmones para que el cerebro pueda funcionar normalmente: los ejercicios corporales, el deporte, son fuente de una correcta oxigenación.
Pero no solo es cuestión de oxígeno. Los diferentes movimientos, ya lo dijimos, proporcionan al cuerpo la oportunidad de poner en marcha todo un complejo mecanismo que hace que la salud reciba beneficios.
Ejercicios grupales o ejercicios privados: todo sirve.
El deporte además permite interactuar con otras personas y socializar con ellas, lo que es muy importante para una vida plena.
Deporte es igual a salud y la salud no tiene precio.
Revisado por la Dirección Científica y Académica de Auna