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Los analgésicos
Categoría | Noticia
20/12/2019

Los analgésicos

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Todos hemos tenido algún dolor y por lo general buscamos algo que lo alivie o si es posible que lo suprima. Hemos recurrido a un analgésico, esa “pastilla mágica” que nos ofrece y algunas veces asegura y logra volvernos a un estado normal, donde el dolor sea un mal recuerdo. Es importante tener en cuenta que el dolor es un síntoma, que avisa que algo no anda bien. Suprimir el dolor, sin más, es como “matar al mensajero” y no atacar la causa.

Los analgésicos son una constante en nuestra vida diaria y es lo más común tomarlos. Incluso se los recomendamos a nuestros amigos con la frase: “¡Ah, yo tengo una pastilla que...!” Hay analgésicos para dolores de cabeza, de artritis, musculares y otros; distintos tipos que se “especializan” en determinados dolores. Hay muchos tipos de analgésicos (“algia” es una palabra que significa dolor en griego antiguo).

Sucede como con cualquier medicina: es medicina, no un inofensivo caramelo (si no fuera así no se tomaría). Y una medicina puede actuar de diferentes maneras de acuerdo a la persona. Cada analgésico tiene sus ventajas y riesgos, por lo tanto no se debe tomar “cualquiera” aunque muchos sean de venta libre y sin necesidad de una receta médica. Entre estos, hoy dos tipos principales: los AINES (siglas de Antiinflamatorios No Esteroideos) como el Ibuprofeno, la Aspirina y otros; de otro lado existe por ejemplo el Acetaminofén. Todos se venden bajo distintas marcas comerciales.

Siempre es útil consultar a un médico sobre qué analgésico tomar y para qué. Una dosis mayor del analgésico que uno se ha auto recetado y que no surte efecto, puede ser peligrosa (¡no porque uno tenga mucho dolor se tomaría de golpe un frasco de analgésicos!). Existen, es cierto, muchos analgésicos muy potentes, pero estos requieren, para ser vendidos, de una receta médica, porque su uso indiscriminado podría tener graves consecuencias. Siempre, cuando se trate de dosis altas de analgésicos, que repetimos, deben contar con receta médica; es el médico quien debe monitorear su uso y efectos.

Hay que recordar siempre que los analgésicos son solo una parte del tratamiento para combatir efectivamente el dolor y el organismo puede “acostumbrarse” a la sustancia, si esta se usa inmoderadamente, además de los peligros que ello conlleva.

¿Analgésicos?: sí. ¿Pastilla “mágica”?: ¡no!

Hay que cuidar siempre la salud.

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