La lonchera es algo que todo niño o niña lleva al colegio, así como sus libros y cuadernos.
Es que además de aprender, debe alimentarse y muchas veces no se da importancia a esto. Las loncheras suelen contener no sólo lo que no es saludable sino verdaderos peligros, que sin darnos cuenta, enviamos a nuestros hijos al colegio.
Dulces, gaseosas, “kekitos”, bolsitas de “snacks” y muchas cosas que no solo no nutren sino que tienen colorantes, conservantes, azúcar en cantidades y muchos otros ingredientes que a la larga hacen daño al organismo.
La lonchera no puede ser una “bomba” que en lugar de ayudar en la salud, la dañe: su contenido, si no nos fijamos, puede ser peligroso.
Es cierto que muchas veces una fruta puede ser menos atractiva para un niño que un dulce, pero ahí está la responsabilidad de quien prepara la lonchera: siempre una fruta será más nutritiva y sana y el escolar debe acostumbrarse a encontrarla. Hay una inmensa variedad de frutas que están al alcance de todo presupuesto y deben formar parte de la “dotación” diaria de la lonchera.
Las bebidas gaseosas son nocivas también; generalmente contienen grandes cantidades de azúcar, colorantes, saborizantes y... ¡gas! En vez de ellas es preferible un sano jugo natural. No se necesitará agregarle azúcar, porque la fruta es dulce. Si no hay un jugo, es preferible que lleve agua. Si se desea, las hay embotelladas... ¡sin gas!
Recordemos que el niño tiene que nutrirse, no llenarse de cosas que dañan su organismo por más ricas de sabor que sean.
Hay que buscar y preferir al máximo lo natural: las frutas, las verduras, los jugos de fruta o el agua. Las loncheras no deben ser nunca peligrosas, sino muy saludables.
El día de colegio suele ser largo y el contenido de la lonchera está destinado a que el escolar se nutra, rinda y se sienta bien.
Hay que decirles “¡no!” a las loncheras peligrosas aunque resulten atractivas. No dejemos las cosas para último momento.