Traer un hijo al mundo es uno de los momentos que más ilusión generan en una mujer. Por ello, planear su llegada, es una actividad que se realiza con placer y cariño. Esto incluye el médico que seguirá el embarazo y, por supuesto, el lugar donde le darás la bienvenida a tu bebé.
En caso de que elijas primero al ginecólogo o médico que te atenderá, lo primero que seguramente te preguntará es si ya sabes en qué clínica darás a luz. Por eso, se trata de una decisión que conviene tomarla desde el principio. Además, ten en cuenta que de esa decisión se van a derivar otras. Aquí te contamos algunas claves para que elijas bien.
Empecemos por aspectos básicos:
Evidentemente, lo más práctico sería optar por un centro al que no demores mucho en llegar, pensando incluso en el caso de que se presentara alguna emergencia. Sin embargo, también es válido elegir una clínica un poco más lejana pero que te brinde total confianza.
Sin duda, el aspecto económico es otro de los que condicionarán tu decisión. Si tienes un seguro, deberás preguntar si todos los servicios de la clínica están cubiertos. Lo mismo en el caso de que durante el parto se presentase alguna situación especial ¿cuánto incrementaría tu presupuesto?
De presentarse complicaciones inesperadas, o incluso si el embarazo fuera de alto riesgo, es importante asegurarse de que la clínica cuenta no solo con el personal adecuado, sino también con los recursos físicos y tecnológicos necesarios.
Todos los centros de salud deben tener uno, y deben darte una copia si lo requieres. Es importante que conozcas las intervenciones que realizan por rutina, ya que actualmente se desaconsejan prácticas como: restricciones de posturas durante el parto, el rasurado, la rotura de la bolsa, el corte prematuro del cordón umbilical, entre otras.
La madre debería poder estar en compañía de la persona que ella elija durante todo el proceso. Se considera que la soledad puede potenciar la ansiedad y el dolor, así que la compañía beneficia el parto. Hay hospitales en los que dejan solas a las madres en determinados momentos, pero esto no debería pasar nunca.
El movimiento es muy importante para que el parto pueda desarrollarse con normalidad. Además, ello no limita el hecho de que pueda realizarse un monitoreo constante del proceso. Por otro lado, el personal debe estar en la capacidad de atender los partos en la posición que a la madre le parezca más cómoda.
El ayuno está contraindicado en el parto. Por ello, en embarazos de bajo riesgo, se recomienda que la madre pueda tomar al menos bebidas ligeras durante el proceso de dilatación. Esto le permitirá recuperar fuerzas entre una contracción y otra. Solicita que te informen en qué casos no podrías ingerir alimentos.
Este es un punto muy importante. Todos los centros hospitalarios deben pedir consentimiento expreso, ya sea verbal o escrito, para cualquier intervención que deba realizarse: un tacto vaginal, una episiotomía, una cesárea, etc. Cada intervención debe estar justificada y se te debe informar de las opciones con las que cuentas.
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Pide que te informen acerca de las alternativas y los recursos que tienes disponibles, pues lo que más cuenta es que te sientas cómoda. Así como la epidural, existen otras formas de aliviar el dolor, como el uso de agua caliente, el movimiento, masajes, la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea, la aplicación de calor, etc.
Con estos datos, ya puedes ir pensando en dónde vivirás ese momento tan importante. Recuerda que, para elegir bien el lugar donde darás a luz, debes estar bien informada, de manera que te asegures de que cumpla con tus expectativas.