La cardiopatía isquémica, también llamada enfermedad coronaria, es una enfermedad conformada por un conjunto de alteraciones cardiovasculares. Estas son producidas por la falta de oxígeno en el corazón, provenientes del bloqueo de las arterias coronarias principales.
Es una de las principales causas de muerte a nivel mundial, afectando tanto a hombres como mujeres generalmente de edades más avanzadas.
Existen dos tipos principales de cardiopatía isquémica: la angina de pecho y el infarto al miocardio.
En la angina de pecho, el bloqueo de las arterias coronarias es parcial, disminuyendo la oxigenación del corazón pero conservando la vitalidad de las células.
Por el contrario, en el infarto hay un bloqueo completo de las arterias, pudiendo causar necrosis de los tejidos del corazón.
La causa principal de las enfermedades coronarias es la arterioesclerosis, la cual es una enfermedad crónica donde, con el tiempo, se van produciendo ateromas en las paredes de los vasos sanguíneos.
Los ateromas son acumulaciones de lípidos producidas por un exceso de grasas en las paredes de los vasos sanguíneos.
Esto conlleva a un estado inflamatorio crónico de los vasos.
Los vasos sanguíneos que sufren de arteriosclerosis poseen un lumen más angosto, lo cual afecta directamente la cantidad de sangre y oxígeno que puede ser transportado.
Algunos factores que promueven la arteriosclerosis son:
La enfermedad coronaria o cardiopatía isquémica no suele presentar síntomas en un principio.
Generalmente, los pacientes pueden presentar alrededor de un 70% de obstrucción de las arterias coronarias sin exhibir ningún tipo de síntomas.
No obstante, una vez que es alcanzado cierto grado de obstrucción, el paciente puede manifestar distintos síntomas asociados a insuficiencia cardíaca, como lo son:
Algunas medidas preventivas pueden detener la arteriosclerosis y mejorar la cardiopatía isquémica, como lo son:
El tratamiento recomendado depende de cada caso en particular, del grado de obstrucción arterial y del daño cardíaco que exista.
Por lo tanto, existen diferentes alternativas de tratamiento, entre ellas las farmacológicas y quirúrgicas.
Estas alternativas pueden ser aplicadas en conjunto para mejorar la condición del paciente.
Los tratamientos farmacológicos usualmente recomendados para estas enfermedades son:
Por el contrario, las alternativas quirúrgicas incluyen la angioplastia y colocación de stent o el bypass coronario.
Estos tratamientos están orientados a la ampliación del flujo sanguíneo de las arterias coronarias hacia el corazón.
En conclusión, la cardiopatía isquémica es una enfermedad cardiovascular crónica que tiene consecuencias graves para la salud, como el infarto al miocardio.
Afortunadamente, puede ser prevenida llevando un estilo de vida saludable que incluya actividad física regular y una dieta balanceada.
Hay una serie de recomendaciones para vivir con cardiopatía isquémica y controlar esta dolencia.
Lo más importante es controlar los factores de riesgo. Esto incluye una alimentación balanceada, mantenerse hidratado y hacer ejercicios con regularidad.
Una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y baja en grasas y sodio puede ayudar a controlar la cardiopatía isquémica.
También es recomendable controlar la presión arterial y el colesterol y dejar de fumar.
Tomar medicamentos según las indicaciones del médico es indispensable. Esto puede incluir medicamentos para controlar la presión arterial, el colesterol y prevenir coágulos sanguíneos.
Seguir un plan de ejercicios en forma regular puede ayudar a mejorar la circulación y fortalecer el corazón.
Es importante hablar con el médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios.
El estrés puede aumentar el riesgo de complicaciones de la cardiopatía isquémica.
Es importante aprender a manejar el estrés a través de técnicas como la meditación, yoga o terapia.
Es recomendable contar con el apoyo de familiares y amigos y contar con un equipo de atención médica que sea sensible a las necesidades de personas con cardiopatía isquémica.
Finalmente, es muy importante mantener un seguimiento regular con el médico para asegurarse de que el tratamiento está funcionando adecuadamente y para detectar cualquier cambio o problema a tiempo.